La Eurocámara vota a favor de instar a la Comisión Europea a que fije un mínimo para el impuesto de sociedades.
El impuesto de sociedades es el que deben pagar diversos tipos de empresas, clubes, cooperativas y sociedades de hecho sobre los beneficios de sus actividades. Las normas las establecen las autoridades nacionales y pueden ser distintas en cada Estado miembro.
Hay grandes empresas que pagan muy poco, de sus beneficios en el impuesto de sociedades. Por eso lleva tiempo reclamándose a nivel fiscal que todas las empresas paguen un porcentaje mínimo acordado.
Lo malo es que este tipo de decisiones es complicado adoptarlas a nivel país y se está intentando regular a nivel mundial, a petición entre otros del FMI.
Las negociaciones entre países para fijar un impuesto de sociedades mínimo en todos los países llevaban bastante tiempo estancadas, desde que se comprobó que la estructura de impuestos a las empresas internacionales no estaba adaptada a la nueva realidad digital, pero la pandemia y el cambio de poderes en la Casa Blanca han acelerado las cosas.
Tradicionalmente, para que un país pueda reclamar el pago de impuestos a una compañía, esta ha de tener presencia física permanente en él.
La necesidad de fijar un mínimo en impuesto de sociedades
Las difusas fronteras de lo digital han hecho saltar por los aires esa concepción. Ahora, en medio de la necesidad de ingresos que atraviesan todas las naciones por el golpe del Covid-19, tanto la OCDE como Estados Unidos y la Unión Europea se han puesto a trabajar en la posibilidad de establecer un tipo mínimo global para el impuesto de sociedades.
El objetivo no es otro que evitar que compañías que obtienen sus ingresos en un determinado país se los lleven a otro distinto con el fin de rebajar la factura fiscal.
En el caso de que estas negociaciones no den su fruto al menos se quiere implantar dentro de la UE. Por este motivo la Eurocámara ha votado a favor de instar a la Comisión Europea a que fije un mínimo para el impuesto de sociedades de todas las empresas que operen dentro de la Unión, sin importar si son empresas tradicionales u operan con bienes y servicios digitales.
Es fundamental a escala global que abordemos dos elementos fundamentales: el vinculado con un tipo mínimo en el impuesto de sociedades y, en segundo lugar, la imposición a las grandes plataformas digitales.
¿Qué porcentaje mínimo sería correcto?
Esto es lo que realmente está en debate. En Estados Unidos se quiere fijar en el 21%, pero lo cierto es que si se quiere que no haya paraísos fiscales que vayan por su lado en el sistema seguramente tendrá que ser mucho más bajo.
Ya hemos visto como grandes empresas del Ibex en España tienen tipo reales mucho más bajos que las pymes.
Lo ideal es que una pequeña empresa al menos pague lo mismo que una grande, pero nunca más porcentaje como ocurre ahora. El sistema fiscal redistributivo, que es el que tienen implantado la mayoría de los estados, en teoría dice que el que más gana, paga un poco más. Pero la realidad ya hemos visto que no funciona así.
Hasta el momento, amparados en su soberanía fiscal, algunos países optan por rebajar los impuestos a las empresas con la idea de atraer una mayor riqueza dentro de sus fronteras.
Se trata además de uno de los impuestos de más delicada gestión. Según los resultados de un estudio elaborado por la OCDE.
- Los impuestos sobre las empresas son los más dañinos para el crecimiento económico.
- El impuesto sobre las personas físicas o los que gravan el consumo resultan menos perjudiciales.
- Los impuestos sobre la propiedad inmobiliaria son los que menos impactan.
Diferentes impuestos de sociedades en la UE
Es fundamental que una medida de este tipo se haga de forma coordinada. De poco sirve que algún país la implante por su cuenta o al menos no sería tan efectiva para que paguen grandes multinacionales.
Y con todo puede que al final sea el consumidor el que acaba asumiendo los costes, como ha ocurrido con la tasa Google. Es muy complicado que empresas de este tipo renuncien a ganar menos para pagar más impuestos.
En el caso europeo, Irlanda, con un tipo nominal de Sociedades del 12,5%, ha sido el lugar elegido por grandes compañías internacionales para establecer sus sedes europeas.
En España, por ejemplo, el tipo nominal es del 25%. No obstante, Irlanda no es el único país europeo que tiene tipos bajos de sociedades para atraer a grandes empresas.
Hungría tiene un tipo nominal del 9% y otras naciones con un tipo más elevado acaban reduciendo la factura final a base de deducciones o exenciones.
Todos los años se elabora un ranking que mide la competitividad del sistema fiscal de diferentes naciones. La forma tradicional de medir la presión fiscal consiste en poner en relación los ingresos que recauda un país con su PIB total.